¿Estudiaste y se te olvidó todo?

noviembre 21, 2024 Publicado por: Angie Vega Delgado Categoría: Estudiar bien, técnicas de estudio, Productividad, Trabajo
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Estudiaste mucho y justo cuando te tocaba presentar el examen te dieron nervios y quedaste en blanco ¡pero un instante después lo recordaste todo! Es como si fueras víctima de un hechizo, no es justo. El esfuerzo, el tiempo dedicado deberían verse reflejado en un muy buen resultado y para colmo el regaño hace que te dé más susto de que vuelva a pasar y ¡Preciso! Pensando en la reprimenda si te va mal te dan nervios otra vez y ya no quieres estudiar más. ¿Cómo hacer para que me vaya bien? No es sólo cuestión de pasar, es poder demostrar que sí se sabe, pero es la evaluación la que juega en contra, ese momento fatídico que no quieres enfrentar. Ese ente maligno que te perjudica es la ansiedad. Y no, no es un ente ni es maligno.

La ansiedad es una emoción y se presenta cuando consideras que una situación es importante. Entre más expectativas tengas hacia algo que puede suceder, es más probable que aparezca y con más fuerza. Y sí, pareciera imposible no esperar que me vaya bien en una evaluación para la que te has preparado, o simplemente no esperar. Pero ese no es el punto, o el problema si así quieres verlo, es darle más importancia de la que tiene. Cuando estimas como trascendental el resultado de algo que vas a hacer, que la vida se define por cómo te va en ese momento, estás jugando en tu propia contra. Tampoco estoy diciendo que en necesario que te de igual el cómo te vaya, lo que trato de dejar en claro es que lo importante es darle a cada cosa el peso que tiene. Un examen o su resultado no determina la persona que eres, es simplemente la oportunidad para demostrar lo que has aprendido. Lo que has aprendido depende de cómo se ha llevado tu proceso educativo y como proceso, hay un margen de error.

Esta es la parte complicada. Pensar de manera equilibrada para que me importe, pero no lo suficiente como para que me afecte, saber que debo estudiar sin pensar que no sé nada o que ya me lo sé todo. Cómo es que si hay otras personas que pareciera que no sufren por eso y pareciera que les va mejor y casi ni estudian. Es eso, si otros si pueden no hay razón para no lograrlo también. Mientras se vea cada prueba como lo que es, la oportunidad de dar un tema por superado, el nerviosismo no será el enemigo que viene siendo. El paso por el colegio es comparable a subir por una escalara, cada peldaño representa un pequeño avance. Pelear con cada escalón por estar ahí, detenerse a pensar cómo lo afronto, cómo lo subo haría del proceso una tarea de nunca acabar.

Que no sea tu mente tu peor enemiga, es tu aliada si confías en ella. Parte de quererte es saberte capaz, no ponerte la carga de querer controlarlo y que todo sea perfecto. Al sobre pensarlo todo estás tomando por el camino más difícil y eso no garantiza que el resultado sea el esperado. Si por el contrario la ansiedad es porque tengo la absoluta certeza de no estar preparado por no haber estudiado, sólo hay un camino; reconocer la falta cometida y que sea el precedente y referente para que no vuelva a pasar. Tener la consciencia de reconocer mi esfuerzo o la falta de este es el requisito para estar en paz y que el estrés no se apodere de uno.

Prepárate, sé consciente de tu capacidad y de tu potencialidad, pero date el tiempo también de gozar el camino. Recuerda que tan importante como la meta es el recorrido. No se ha hecho ningún marinero experto en aguas tranquilas, pues es la calma la que más le permite sobrellevar la situación. No dudes de ti ni de tu progreso y sigue avanzando.

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Angie Vega Delgado

Escrito por Angie Vega Delgado

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